Enrique Goldfarb
Se han dado a conocer las medidas que un grupo de personas le sugieren a Adolfo Zaldívar para implementar lo que se llamado la “corrección” del modelo.
Siendo parte de ese grupo, quisiera enfatizar los aspectos macroeconómicos de las medidas, y en particular lo que se refiere a la política monetaria. He sostenido que lo que sucedió en 1998 con la intervención del Banco Central en el mercado significó, en la práctica, la muerte de la capacidad del organismo emisor para emitir circulante.
Para los que no lo recuerdan, la emisión es esa vieja función de los bancos centrales de emitir moneda para afectar el poder de compra de la economía, y que cuando hay desempleo significa aumento del Producto y si hay pleno empleo, significa inflación.
Como la Constitución, sabiamente, impide que el Banco Central le preste plata al gobierno, solo le quedan dos vías de emisión. Una es la balanza de pagos, y que como sabemos no fue factor de emisión neta en todo estos años, exceptuando el último con el precio récord del cobre, pero que fue neutralizado en gran parte depositando los excedentes en el exterior.
Queda en consecuencia, la vía más orgánica y más conectada al mercado para emitir, que es el refinanciamiento de los créditos que da la banca privada. Sacada la pyme del circuito financiero por la intervención brutal del Central, no había a quien prestarle y por ende la banca no requirió pedirle al instituto emisor refinanciamiento alguno. El crédito se hizo artificialmente escaso, no porque la economía no pudiera absorber un mayor volumen crediticio sino que porque no había como producirlo. Se tenían los recursos pero fallaron los medios, lo más elemental si se quiere. Y esto gatilló el desplome de la demanda interna que a su vez comandó la caída del crecimiento del PIB.
La medida más potente del plan propuesto a Zaldívar consiste en la reincorporación de las pymes al circuito financiero, donde la reprogramación –con compensaciones fuertes a los bancos que concurran voluntariamente al proceso- es la piedra angular de cómo lograrlo ya que con un mayor plazo para hacer frente a sus compromisos, la empresa pequeña saldrá del DICOM y se hará elegible como sujeto de crédito. Como película rebobinada, volveremos al punto de nuestra economía donde nunca debimos perdernos, recuperando la capacidad de normalizar el gasto.
La pyme deberá constituirse en el vehículo a través del cual fluyan las corrientes de crédito que el país está en condiciones de producir y eso levantará la demanda y el incremento del PIB que todos esperan. Con mayor empleo y mejor distribución del ingreso, el país volverá a ser el país estrella que fue y para lo que está llamado ser por devolver a la normalidad todas sus cuentas macroeconómicas.
domingo, 1 de abril de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario