viernes, 22 de diciembre de 2006

Proyecciones de una encuesta


Enrique Goldfarb
(En Estrategia del 22 diciembre de 2006)

Se ha dado a conocer una encuesta a nivel nacional sobre el sentir de la clase media y de los trabajadores, respecto de la situación económica y sus proyecciones personales hacia el futuro. Si las cifras sociales tuvieran igual difusión que las cifras macro nadie se sorprendería de resultados tan negativos.
La encuesta Casen ya venía denunciando a gritos el estancamiento de los ingresos de todos los quintiles correspondientes a la clase media y trabajadora. La evolución de las remuneraciones reales proyectan en los últimos tres años la misma situación estática.
Entonces cómo iba a ser otra la percepción de la gente respecto de su situación . Un 84 % se pronuncia por corregir o cambiar el modelo. Un 80 % ve que su situación y la de sus hijos estará igual de mal o empeorará en los siguientes veinte años. Para resumirlo en una palabra, la gente ve que no le llegan oportunidades no obstante los esfuerzos que hagan. Piensan que ni la educación les sirve para encontrar o conservar un empleo.
Y concluyen que esto revela el fracaso de la democracia. Este es, paradojalmente, el mismo sentir de los comunistas nostálgicos en Rusia que no se resignan a la desaparición de la Unión Soviética.
En su primera reacción, las autoridades simplemente han subestimado esta encuesta como sentimientos catastrofistas sin “ninguna base real”. Lo cierto es que la realidad es esta y no la que se construye la autoridad. Mi vaticinio es entonces, que se seguirán haciendo anuncios y tomando medidas que no apuntan a la revitalización de nuestra clase media, y por consiguiente de toda la economía, tal como ha sido la costumbre hasta ahora, en tanto no surjan desasosiegos sociales de magnitud que fuercen cambios sustantivos, u otros signos que revelen las contradicciones del momento que se vive.
La señal que aparecerá en forma más tangible es el sobreendeudamiento. La oferta de créditos urbi et orbi le ha servido a la gente para empatar el claro deterioro económico que han sufrido, pero la sobreoferta de préstamos en medio de sequía de remuneraciones e ingresos es claramente incompatible. Gran parte de las utilidades del sector financiero, uno de los que mandan fuerte en el mercado interno, se está construyendo sobre la base de que estos préstamos operan como si estuviéramos en Nueva York, y esperan tranquilos que les paguen para todavía prestar más .
El aterrizaje de esa visión irreal, conmoverá a la economía y a las autoridades como no lo hará encuesta alguna, porque apuntará derechamente donde duele, en el bolsillo.
A la postre , todo se remite al lema de nuestro escudo patrio : “Por la razón o la fuerza” , emblema que no sé si todavía está en uso, pero que como moraleja es irrefutable.

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